EE.UU. y China avanzan en un nuevo marco comercial con foco en tierras raras y tecnología

El viernes pasado, China confirmó los detalles de un nuevo acuerdo comercial marco con EE.UU., centrado en facilitar exportaciones de tierras raras y reducir restricciones tecnológicas. Según el Ministerio de Comercio chino, el país revisará solicitudes de exportación bajo su régimen de control, mientras que EE.UU. cancelará una serie de medidas restrictivas contra Pekín. Esto ocurre tras declaraciones del presidente Trump sobre la firma de un nuevo entendimiento bilateral basado en el “consenso de Ginebra”.
El acuerdo se gestó a mediados de junio en Londres, tras dos días de negociaciones encabezadas por el secretario del Tesoro de EE.UU. y el viceprimer ministro chino. Este nuevo marco busca estabilizar una relación tensa, marcada por críticas mutuas: Washington acusaba a China de frenar exportaciones clave, mientras Pekín criticaba las restricciones a la tecnología y las visas estudiantiles. Aunque se mencionó la relajación de restricciones sobre imanes de tierras raras, no se especificaron otros minerales ni medidas concretas, lo que genera escepticismo sobre el alcance real del acuerdo.
A corto plazo, el anuncio contribuye a calmar tensiones geopolíticas y aliviar temores de nuevas guerras comerciales, lo que favorece al apetito por riesgo en los mercados globales. Sin embargo, la falta de detalles concretos y la percepción de que las tierras raras siguen siendo una carta estratégica sugiere que el conflicto comercial está lejos de resolverse. Aun así, este tipo de gestos puede reforzar el rebote de activos asiáticos, estabilizar cadenas de suministro sensibles (como semiconductores o baterías) y darle aire a empresas tecnológicas expuestas a restricciones cruzadas.
